Las regulaciones para la instalación de placas solares térmicas de cada municipio pueden variar en este aspecto. En términos generales, puede ser necesario obtener una licencia de obra menor o presentar una comunicación de actuación. En algunos casos, también podría ser requisito contar con un proyecto o presentar documentación avalada por un profesional técnico que certifique que la instalación se ajusta a las normativas locales y al Reglamento de Instalaciones Térmicas (RITE).
Por otro lado, existen ciertas restricciones y exclusiones que se deben considerar al momento de implementar sistemas de placas solares térmicas, como ocurre en edificios protegidos o en el montaje en las fachadas.
En principio, es esencial evaluar la escala de la instalación de agua caliente sanitaria (ACS) y calefacción si se busca que el panel solar abastezca ambos requerimientos. La estimación de las necesidades se efectúa basándose en el tipo y utilización del edificio (ya sea residencial, comercial, médico, etc.) y en la cantidad de personas usuarias. Un referente fundamental es el Código Técnico de la Edificación, apartado HE4, el cual establece la demanda diaria específica en distintos contextos. Por ejemplo, tomando 60ºC como temperatura de referencia, en viviendas se calcula un consumo diario de 28 litros de ACS por individuo.
Adicionalmente, se debe considerar la radiación solar, la cual varía conforme a la ubicación y la orientación e inclinación de los paneles. Estos datos, junto con la eficiencia de los paneles, son cruciales en el proceso de calcular las dimensiones adecuadas de cada sistema.
Las placas solares térmicas pueden clasificarse en dos categorías: planas o de tubo al vacío. Los captadores planos, que son los más extendidos, constan de una superficie compuesta por un material con capacidad de absorber el calor. En su interior, se encuentra una red de tubos por donde circula un líquido caloportador, responsable de calentar el agua mediante un intercambiador de calor. Estos captadores son los más usuales y, a la vez, resultan más económicos en términos generales.
En contraparte, los captadores de tubo al vacío se componen de una serie de tubos, cada uno con un conducto interno conteniendo un fluido caloportador. El espacio circundante se somete a un vacío, que actúa como aislante, minimizando así las pérdidas de calor. El fluido se calienta, se evapora y asciende hacia un condensador, donde se produce la transferencia de calor al agua.
La instalación de paneles solares térmicos de tubo al vacío implica un costo inicial superior, pero se traduce en una mayor eficiencia debido a la forma cilíndrica de los tubos, que optimiza la captación de radiación solar, y a la reducción de pérdidas térmicas. Por esta razón, resultan más apropiadas en climas fríos o regiones con menos horas de sol.
Cuando se considera la instalación de placas solares térmicas en una residencia, local comercial o edificio, es esencial reconocer que existen tres categorías de sistemas, cada una con su propio propósito y tecnología específica. Para aplicaciones de uso doméstico, lo más común son las instalaciones de baja temperatura, que operan a temperaturas inferiores a los 65 ºC.
Por otro lado, los sistemas de temperatura media se emplean en situaciones que requieren temperaturas comprendidas entre los 100 ºC y 250 ºC. Mientras tanto, los sistemas de alta temperatura alcanzan temperaturas de hasta 500 ºC, y en este caso, tras la conversión de la radiación solar en calor, la energía térmica suele transformarse en electricidad.
En estos receptáculos se almacena el agua que se ha calentado gracias al panel solar térmico. Al tomar la decisión, es importante considerar si se planea instalar paneles solares para el suministro de agua caliente sanitaria (ACS) o también para calefacción. Existen tres variantes disponibles: depósitos de inercia (principalmente utilizados en sistemas de calefacción por suelo radiante o radiadores), acumuladores e interacumuladores (estos dos últimos cuentan con un serpentín que transfiere el calor al circuito de ACS para garantizar la calidad del agua potable).
En cuanto a la capacidad del tanque de almacenamiento, esta debe ajustarse según el número de personas que utilizarán las instalaciones. De forma general, en el caso de la instalación de paneles solares para ACS en una vivienda, se calcula una estimación de aproximadamente 50 litros por persona. A esto, se sumaría un adicional de otros 50 litros. Así, para una casa con cuatro habitantes, la capacidad mínima requerida debería ser de al menos 250 litros.